miércoles, 22 de enero de 2020

FELICIDAD.


Considero que una de las cosas más bonitas de la vida es la sinceridad. Pues bien, me encuentro en la necesidad de serles sincera en este preciso instante. Jamás he escrito un blog. De hecho, siempre me ha abrumado la idea de hacerlo, puesto que me considero una persona con una especie de caparazón con el que me protejo cuando siento miedo, vergüenza o inseguridad. En ocasiones, me cuesta darme a conocer. Supongo que a todos nos pasa que nos gustaría encajar y sentirse bien a cada momento ¿no? Pero la realidad es que no es siempre así. ¿Pero saben qué? Lo cierto es que, la idea de crear un blog me ha ilusionado bastante. Considero que es una forma de abrirse al mundo y expresar cómo te sientes, qué pienses y por qué haces lo que haces.
Me siento afortunada de ser feliz. Feliz porque, me considero una persona con una suerte increíble de contar con una familia que siempre me ha transmitido el valor del esfuerzo constante y de luchar por mis sueños, por lo que verdaderamente me hiciera feliz, cueste lo que cueste. Es por este motivo por el que, me encuentro ahora escribiendo minuciosamente esta página del blog, mostrando un pedacito de mí.
Soy Yaiza, una chica curiosa, creativa, bastante nerviosa e incapaz de estarse quieta tan solo un segundo. Desde que era pequeñita, mi sueño e ilusión siempre ha sido ser maestra, pero no una maestra cualquiera, sino una MAESTRA DE CORAZÓN. Todo ello, se lo debo a mi madre. Mi madre es maestra y desde que tengo uso de razón, ha sido la persona que me ha inspirado a ser una profesora que entrega su alma en cada cosa que realiza; que no escatima a la hora de dejarse la piel por cualquier detalle que pueda parecer insignificante ante los ojos de los demás; que quiere, ama y respeta a cada niño y niña tal y como es; que convierte las dificultades en una oportunidad de aprender y de ser feliz. Esa es la maestra que quiero ser y, de hecho, me encuentro en un viaje de aprendizaje continuo para llegar a serlo.  
Actualmente, no tengo experiencia como docente, puesto que nada más terminar la carrera el año pasado, decidí embarcarme en la gran aventura de opositar: un viaje bastante duro e intenso, pero el cual merece bastante la pena. Con mucha constancia y siendo como una hormiguita, aprobé las oposiciones y a día de hoy estudio muy duro para seguir formándome en el ámbito de la educación.
Con respecto al Máster, lo cierto es que al principio me sentí un poco abrumada. ¿Por qué? Muy sencillo. Soy maestra de Educación Infantil. Mi especialidad y pasión son los pequeñines y, es este el motivo por el que, aún a sabiendas de lo que este Máster implicaba, en un inicio me sentía un poco asustada. Sin embargo, con el paso del tiempo, me he dado cuenta de la importancia que tiene nutrirse y empaparse de nuevos comienzos, en definitiva, de dejarse interpelar.
Esta asignatura la verdad es que me está encantando. Considero que es todo un acierto comenzar una materia dejando al alumnado que cree, que sienta, que se exprese cómo es. Por este motivo, cada día que pasa, siento curiosidad por lo que nos deparará después y considero que cuando eso ocurre, es porque algo verdaderamente merece la pena.
Por último, quería compartir una frase que mis niños y niñas con los que tuve la suerte de realizar las prácticas, me dedicaron en un cuadro que me regalaron cuya imagen representa un árbol y las hojas son las huellas de cada uno de mis alumnos. Un cuadro que verdaderamente robó un trocito de mi corazón. Dice así:
“Enseñar, es dejar huella en la vida de una persona”



No hay comentarios:

Publicar un comentario